Günter Grass: ADIÓS A UNA FIGURA DEL SIGLO

GÜNTER GRASS (Gdansk, 16.10.1927 – Lübeck, 13.03.2015)

Günter Grass ha fallecido a los 87 años de edad el lunes, 13 de abril, a las siete de la mañana en la ciudad báltica de Lübeck. Con él desaparece el mayor escritor contemporáneo en lengua alemana, una conciencia viva de la historia y una de las grandes figuras morales de nuestro tiempo.

Fue testigo insobornable de un mundo desquiciado, áspero y convulso y escribió tanto obras literarias inmortales, protagonizadas por personajes y figuras inolvidables, como agudos y penetrantes ensayos, destinados a despertar las conciencias y a combatir la desmemoria, los tabúes y el olvido. Como dibujante, grabador, escultor y dueño de un lenguaje estético expresionista de recia belleza e inconfundible personalidad, ha creado imágenes que se han grabado en nuestras mentes.

Las estampas, los libros y la generosa y solidaria amistad de Günter Grass acompañan a Círculo del Arte desde hace más de dos décadas. Su muerte nos ha sorprendido ahora mientras ultimábamos con él y Hilke Ohsoling, su veterana y fiel colaboradora, la exposición retrospectiva Los mundos de Günter Grass, proyectada como un amplio recorrido por su obra plástica, sus libros y su biografía humana e intelectual.
En fechas inminentes debíamos vernos en su domicilio de Behlendorf, cerca de Lübeck, para concertar los últimos detalles formales y fijar el recorrido de la muestra por las ciudades españolas interesadas. En esta reunión ya no estará él. Pero, conocedores de su voluntad, la llevaremos a cabo como si estuviera con nosotros.

Y cuando disfrutemos de la exposición en España, sus lectores, amigos y admiradores sentiremos su presencia y le reconoceremos en sus obras. Y no podré evitar sonreír en mis adentros recordando el poema Provisiones de viaje de su hermoso libro ilustrado Hallazgos para no lectores, donde a modo de breve haikú presagia con sabia ironía:

Que me entierren
         con una bolsa de nueces
                 y mis dientes más recientes.
                          Cuando algo cruja
                                  donde repose, podrán suponer:
                                         es él,
                                              siempre él.

Hasta siempre, Günter Grass.

Hans Meinke
 

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